Las noticias sobre la evolución de la pandemia por SARS-CoV2 que estamos viviendo no acaban de ser lo buenas que desearíamos; seguimos teniendo que mantener la distancia social, y todo apunta que la mascarilla va a ocultar nuestro rostro durante muchos meses más.
Con mascarilla estamos más protegidos de las enfermedades, pero a la vez nos sentimos menos expresivos a la hora de interactuar, transmitir o enfatizar nuestras palabras. Y lo que queda realmente visible es nuestra mirada, nuestros ojos, por eso debemos cuidar de manera muy específica esta área de nuestro rostro, la única que ahora podemos mostrar en público. Los ojos son ahora nuestra mejor carta de presentación.
Es importante poder reflejar una mirada limpia, despejada, sin los signos de cansancio, enfado o tristeza que ciertas arrugas frontales o glabelares parecen transmitir.
Toxina botulínica para una mirada joven
Especialmente si nuestro trabajo nos obliga a estar presencialmente ante otras personas es fundamental que nuestra mirada -lo único podemos mostrar a otros que no son de nuestro entorno de convivencia- exprese fiabilidad, sinceridad, serenidad…
Por eso, en Clínica Suárez, clínica de Medicina Estética en Ourense, confiamos en los tratamientos con Toxina Botulínica (el coloquialmente conocido como Botox). Están siendo tratamientos muy demandados en los últimos meses y, todo parece indicar, que también lo serán este otoño invierno.
Nuestros pacientes nos están solicitando tratamientos para relajar su expresión demasiado ceñuda, elevar cejas caídas, disminuir asimetrías en las cejas, incluso arquearlas de manera sutil, despejar la mirada o hacer desaparecer los signos de envejecimiento de un plumazo. Además, con toxina botulínica prevenimos y tratamos las temidas patas de gallo o las antiestéticas arrugas frontales.
Bótox: un tratamiento preventivo
Una de las ventajas de los tratamientos con bótox es que también son preventivos y por ello, no importa la edad. A partir de los 30 años pueden tratarse con seguridad estas alteraciones antiestéticas que ahora se aprecian mucho más que antes de haber tenido que ocultar nuestro rostro con mascarillas.
En Clínica Suárez los tratamientos con Bótox son personalizados para lograr un resultado natural
Cada persona es única y el modo en que gesticula es personal y único; por eso es clave personalizar el tratamiento analizando cuidadosamente cada aspecto que se debe tener en cuenta para lograr el resultado deseado y que sea totalmente natural.
Evidentemente, existen unas pautas generales que los médicos estéticos siguen, pero existe una gran diferencia en los resultados obtenidos. Y esa diferencia se explica exclusivamente por la mano experta y el sentido estético (su concepto de la armonía,
las proporciones y la naturalidad) del profesional que realiza el tratamiento.
El doctor Suárez analiza pormenorizadamente cada rostro, se toma su tiempo. Observa detenidamente su expresión y la fuerza de la musculatura implicada en cada gesto. Estudia los rasgos más característicos de sus pacientes y elabora un protocolo individualizado y específico, único, personal e intransferible. Su técnica localiza numerosos puntos clave para realizar la infiltración en función de las especificidades gestuales del paciente. El resultado es un tratamiento natural y satisfactorio, una mirada abierta y agradable
que no pierde su capacidad de expresar y transmitir alegría por el encuentro, serenidad o cariño al ver a aquellos a los que ahora no podemos acercarnos y abrazar como antes.